Hace un año…

•marzo 1, 2009 • 1 comentario

La reina y yo andamos nostálgicos en estas fechas. Y es que para todos será un día muy normal, como tantos otros, pero resulta que hoy hace un año de algo que marcó una línea muy clara en nuestras vidas. Hoy hace un año de que empezamos nuestra vuelta al mundo.

Era un día muy distinto al de hoy, ya que el sol brillaba alto. Nos metimos en Avenida de América en un autobús hacia Bilbao. Y a partir de ahí fueron cayendo nuevas metas, un mes después estábamos en Alemania. Dos meses después, en Rusia. Tres, en Japón…y así, Corea, Tailandia, Estados Unidos… ocho meses dando vueltas con todas nuestras pertenencias a cuestas, sin saber muy bien donde estaríamos al día siguiente. Con alguna penuria y muchas emociones y buenos momentos.

Una vuelta al mundo es una experiencia que no se puede explicar. Lo único que hace falta son las ganas, lo demás se resuelve sólo. Si hay voluntad de seguir adelante, se llega donde haga falta.

El viaje terminó porque tenía que terminar. Volvimos porque vimos que era el momento de volver. Pero seguimos ávidos de nuevas aventuras. Y si pudiésemos revivir aquella experiencia… la estaríamos reviviendo constantemente.

Mudanza

•febrero 16, 2009 • Deja un comentario

Por una serie de pensamientos, he decidido que este blog va a quedar aparcado en sí mismo y va a quedar en el sólo lo relativo al viaje que le dio orígen. Fue una experiencia viajera muy buena y no me apetece dejarla «enterrada» bajo otras cuestiones sobre las que escribir. Por eso progresivamente se irán borrando las entradas no relativas al asunto del viaje.

¿Qué pasará con lo no relativo al viaje?

Que seguirá en este blog:

http://rebeldesenlaestrelladelamuerte.wordpress.com

Así que los interesados, que lo cambien en sus enlaces. Y nos vemos a partir de ahora allí y aquí

¡Salud!

De nuevo en la radio

•enero 30, 2009 • 5 comentarios

Este blog, como diría Paco Umbral, habla de «cosas absurdas que todos hemos visto ya«. Sin embargo, todo esto nació para relatar un viaje, una vuelta al mundo muy especial, un camino hacia lo desconocido y hacia nosotros mismos.

La mayoría de la gente que llega a estas páginas lo hace, todo sea dicho, haciendo búsquedas en Internet relativas al mundo de los viajes.  Y la vuelta al mundo que hicimos sigue generando interés en mucha gente, lo cuál nos honra a la reina y a mí.

A través de este blog llegó a nosotros el periodista Enrique Córdoba, de Radio Caracol Miami. Nos contactó y al final todo desembocó en una agradable entrevista que grabamos por teléfono el pasado martes.

La magia de las ondas es que ahora la comunidad castellanoparlante de Miami podrá escuchar el viaje. Y vosotros, si queréis, podréis hacerlo también el domingo a las 5 de la tarde en Radio Caracol USA.  Hablamos del viaje en general, pero sobretodo del tren transiberiano, así que si estáis interesados en ese tema, podéis escucharlo.

Enrique Córdoba fue muy agradable y ameno en la entrevista y todo pasó como una interesante conversación. Por cierto, este periodista tiene un blog que podéis leer si estáis interesados haciendo clic sobre estas palabras.

Madrid huele a tabaco

•noviembre 3, 2008 • 6 comentarios

Volvimos a patear la Gran Vía a altas horas de la noche, hacia Cibeles, buscando el buho que nos devolviese al calor del hogar. Hicimos acto de presencia en Malasaña, el barrio que fue, podría ser y no es, dejándole una limosna al PCE a cambio de varios mojitos. Nuestras calles y barrios, ocho meses y parece que no ha pasado el tiempo. Pero, oh ílusos de nosotros, habíamos olvidado que los garitos de Madrid son como «Lluvia de Estrellas», sin Bertín Osborne pero con el humo. Y es que entras siendo una persona y sales totalmente diferente. Benditos bares del mundo, donde el tabaco está proscrito. Amén.

Carta desde Madrid, Castilla, Planeta tierra

•octubre 30, 2008 • 14 comentarios

Queridas amiguitas:

Os colé una pequeña engañifa por la escuadra. Mil perdones. Nos pagaron el cheque de driveaway según fuímos a cogerlo. ¿Por qué dijimos lo contrario? Porque necesitábamos justificar de alguna manera todo el tiempo que estábamos pasando en Nueva York, cuando en teoría nuestro plan era ir hacia el norte. ¿Y por qué estábamos pasando tanto tiempo en Nueva York? Pues porque ya teníamos el billete de vuelta. Amigas, ya estamos en casa.

¿Por qué os ocultamos la fecha de regreso?. Hay tres motivos

1.- Porque por casualidades de la vida, la tarifa más barata para volver coincidía con el cumpleaños de mi querida y ya querida por todos vosotros Maria Luisa. Así que sorpresa sorpresa.

2.- Ya puestos, dijimos, «bueno, pues sorpresa para todos»

3.- Os parecerá una chorrada, pero nos entró la rayada de que decir la fecha de regreso a bombo y platillo nos daría mala suerte en lo que quedaba del viaje. Y habiendo pasado ocho meses con buena suerte, fastidiarlo en el último minuto no era menester.

Como leeís, ya estamos en casa, sanos y salvos.

Nuestros últimos días en Nueva York fueron plácidos, tranquilos, paseando por las calles y confirmando el encanto que nos ha despertado esta ciudad. Sin duda un gran colofón para nuestros ocho meses de viaje.

La vuelta, pesada, 20 horas para tres vuelos, Nueva York – Dublín, Dublín – Londres, Londres-Madrid, con mucho tiempo de espera en aeropuertos.

¿Y por qué hemos terminado el viaje?

El motivo fundamental es que ambos habíamos llegado a la conclusión de que el viaje había cumplido su misión. Disfrutábamos el viaje, pero pensábamos que ya era demasiado tumbo. Estábamos felices y estamos felices por el viaje realizado, una aventura en nuestras vidas dificilmente repetible, pero desde hace un mes pensábamos que había cumplido su ciclo.

Un segundo motivo, imagino que bastante comprensible, es que empezábamos a echar de menos nuestro espacio (tanto couchsurfing…) y a nuestra gente.

Y por supuesto, un motivo de bastante peso es que el dinero se nos estaba terminando y no queríamos ir a la calle 16 de San Francisco a vivir con los mendigos en la plazuela del Metro. Antes de quedarnos a cero, mejor volver.

En estos momentos estamos en una nube. Llegar a Madrid, volver a ver las calles, o volver a nuestras casas… parece como si nunca nos hubiésemos ido y sin embargo han pasado ocho meses sin pisar nuestra tierra, sin ver a nuestra familia (yo no les había visto ni en foto, a Aurora una vez le mandaron una tanda de fotos, pero esto fue hace cinco meses). Abrir el armario y encontrar nuestra ropa (que ya cansaba llevar las mismas camisetas todos los días), reír con la familia… y me imagino que pronto vendrán los reencuentros, con el resto de familia, con los amigos y con los camaradas de trinchera. Ya os iré llamando, zascandiles, de momento pongo el aviso general por aquí pero como se que no todos leeis esto a diario, igual alguno se lleva alguna nueva sorpresilla.

¿Conclusiones del viaje? No se si esto es lo que toca poner, imagino que sí. Intentaré no dar la chapa.

Acerca del fenómeno de viajar, es sin duda una experiencia irrepetible si se hace bien. Cada uno que viaje como quiera, pero creo que la única forma de aprender es dejar el turismo de lado y simplemente involucrarse en las sociedades que se visitan. Viajar para ver monumentos, para quien le interese, puede estar bien, pero para conocer el mundo y sobretodo para comprender el mundo, es mucho más fácil, aunque quizá más pesado. Romper con la barrera del touroperador y coger el tren local, el autobús, hacer autostop, ves como vive y siente la gente. Caminar por cualquier calle, ver que cosas compran, que rutinas tienen, que trabajos distintos y cuales similares. Entrar en un restaurante, cualquiera, guíados por si está lleno o vacío de autóctonos y probar los nuevos sabores.

Algunos antes, durante y me imagino que después del viaje nos han dicho que somos afortunados. Así nos sentimos después de haber hecho este viaje. Creo que para viajar es necesario disponer de tiempo y en esta sociedad en la que quieren aumentar la jornada laboral a 60 horas cada vez es más dificil. El tiempo es necesario para observar. Sólo se viaja bien si se viaja despacio. Cuando tienes una fecha estricta, puedes viajar mucho, pero es dificil viajar bien. El fenómeno que se repite es: profesionales jóvenes, quince días de viaje y querer verlo todo. Quince días en los que ver norte, centro y sur de un país sin detenerse, tachando sitios de la lista. Quizá en quince días, yo vería tres ciudades o tres zonas, con calma, o quizá sólo dos.

Nos han dicho «que suerte, cuantas vacaciones». Lo «único» que hay que hacer es dejarlo todo. El trabajo, la casa, los amigos, dejarlo todo e irse. No es cuestión de suerte. Nadie regala nada. Hemos ahorrado, nos lo hemos currado y hemos viajado. Lo puede hacer cualquiera, pero no es cuestión de suerte.

Conste que nosotros mismos hemos incumplido a veces en este viaje nuestra propia filosofía, pero creemos que es un ideal al que aspirar.

Nos hemos planteado muchas veces el tema del turismo y si es posible un turismo positivo. A estas alturas, creo que turismo siempre es negativo. No es negativo viajar, involucrarse, pero todo el negocio del turismo es una permanente prostitución del alma. Las ciudades que viven del turismo, las peores.

Habiendo visto mundo, otra conclusión que sacamos es que en ninguna parte se vive como en el Sur de Europa. Claro que nos falta mundo por ver. Y claro que hay muchísimo que mejorar en muchísimos aspectos, pero socialmente los pueblos del sur de Europa son los más cercanos, amigables, al tiempo que tienen una serie de servicios públicos (en el norte de Europa son mejores, pero la gente es más arisca) y una comida excelente.

No obstante, tenemos muchas cosas que destacar, positivas de muchos sitios:

De Francia, el pan y el queso. De Bélgica, las cervezas.

De Holanda y Alemania, sus servicios públicos, su urbanismo, sus medios de transporte.

Del este de Europa, de Polonia la amistad de sus gentes. De Ucrania y Rusa, su increíble sistema de trenes. Si te dicen que un tren sale hoy de Moscú y va a llegar a Vladivostok dentro de ocho días a las 14:33 , parando en muchos sitios, con inclemencias del tiempo, la regla general es que no se retrase más de dos minutos.

De todo Asia en general, la amabilidad de sus gentes, distinta en cada país en su forma pero no en el fondo. De Japón, lo limpio que está todo, lo fácil que es hacer autostop, el increíble sushi. De Corea lo alegres que son, los paisajes del norte, los autobuses que llevan a todas partes. De Tailandia, que la gente humilde es la que más tiene que enseñar. Y nuestro pueblito junto al Mekong, que posiblemente sea lo que más huella nos ha dejado en estos ocho meses de periplo.

De los Estados Unidos, su espíritu emprendedor, la cercanía de la gente (en seguida entablan conversación), su variedad de paisajes (desiertos, bosques, océanos), las microdestilerías y parte de su comida, totalmente insana y deliciosa (pese a la falta de variedad).

Hemos aprendido, dando tantos tumbos, que vivimos con demasiadas cosas. No he echado de menos mis posesiones materiales. Nos hemos adaptado a todo tipo de situación teniendo sólo lo justo, espero que sea una lección para toda la vida. Lo único que me hacía ilusión reencontrar eran mis dvds (es dificil ver películas durante el viaje), por cierto, me faltan las películas de Kurosawa, Pulp Fiction y HellBoy, si alguno ha aprovechado una visita a mi casa para cogerlas de estrangis… ¡que las devuelva!

En general hay una conclusión que todo aquel que viaja por el mundo acaba sacando:

– Es fundamental acabar con las fronteras. Las fronteras nos encierran en nosotros mismos. Creemos que nos cerramos a los demás pero lo que hacemos es encerrarnos. Se bloquea un territorio y dentro de ese territorio se imparten doctrinas, «somos los mejores». Ahí empieza el culto a la bandera, al rey, al país. Pasar una frontera es además humillante, las inspecciones, el control del pasaporte, es la degeneración total de la humanidad.

Hasta aquí todos de acuerdo y felices. Ahora viene la mía especial.

– A pesar de la necesidad de acabar con las fronteras, en estos tiempos, en el siglo XXI, es fundamental reivindicar a los pueblos del mundo. Sus lenguas, sus culturas. La diversidad nos hace ricos y el respeto al diferente nos hace ricos. Que un pueblo no tenga estado propio o no tenga, según algunos, suficiente historia para «ser», no significa que no debamos respetar y defender sus peculiaridades. Vivimos en un mundo en el que se está imponiendo un modelo de vida nefasto que corresponde a cierto modo de vida estadounidense. Es el modelo de vida Burger King, Starbucks, brunch y centro comercial. Avanzamos hacia un mundo homogeneizado y cuando se homogeneizan las culturas se homogeneizan las mentes. Se acaba la diversidad y se acaba el pensamiento. Esto causa estragos en el mundo y también en donde se inició todo, en los propios Estados Unidos, donde uno se cansa de ver pueblo tras pueblo las mismas cadenas multinacionales.

El reto, entonces, es reivindicar los pueblos al tiempo que destruimos las fronteras. Dificil, sin duda, porque muchas veces la reivindicación del pueblo implica una exaltación nacional y creación de un nuevo encierro.

Pero para eso estamos aquí los malvados antisistema.

Amigos y amigas que nos habéis seguido estos ocho meses, aquí acaba la aventura de este viaje. Ahora tendremos que reacoplarnos a la vida sedentaria, lo que será complicado, pero imagino que podremos hacerlo.

Volver en medio de una crisis, así somos nosotros: echaos p’alante

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Y ahora, ¿qué hago con este blog? ¿Lo dejo sin actualizar para siempre? ¿Lo dedico a la subversión total? ¿A la subcultura pop y al mundo freak? ¿A la crítica gastronómica? ¿A las reflexiones vitales? ¿A todo, a parte, a nada de eso?

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POR CIERTO, ESTAMOS AQUI, PERO TODAVIA FALTAN FOTOS POR SUBIR EN EL BLOG DE AURORA, ESTAD ATENTOS SI QUEREIS VER LAS ULTIMAS